Al Norte del Edén

Jornadas de Recreación Histórica, 1936 – 1937: La batalla del Mazucu (I)

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El pasado 12 de Septiembre, se celebraron en Grullos (Candamo) las IV Jornadas de Recreación Histórica que tuvieron como protagonista la Batalla del Mazucu, una de las más cruentas de la Guerra Civil Española. (En el enlace podréis conocer con todo lujo de detalle el devenir de los acontecimientos que tuvieron lugar del 1 al 20 de Septiembre de 1937.)

Como viene sucediendo desde hace tres años, el Grupo Frente del Nalón, ha sido el encargado de dar forma a esta iniciativa -que cada año gana más adeptos- en la que se ofrece a los visitantes una auténtica lección de historia.

En esta primera entrada, os muestro varios retratos de los participantes y alguna que otra escena de los campamentos y de la vida cotidiana de la época. Espero que os gusten.

 

Cuando del dolor nace el arte

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El cementerio es el hogar no sólo de aquellos cuyos huesos yacen enterrados, sino también la espléndida muestra ornamental de esculturas erigidas en su memoria.

Tallados en piedra, estos monumentos se han convertido en algo más que el tributo ornamental para el que fueron originalmente creados. Ahora, cubiertos con una suave capa de polvo, cada uno parece haber cobrado vida propia y de la melancolía de la muerte viene la noción reconfortante de una presencia que perdurará.
© Peter Gasser

Hace ya algún tiempo, mientras buscaba información sobre uno de los cementerios monumentales más conocidos e importantes del mundo, me topé por casualidad con la obra del fotógrafo suizo Peter Gasser. No voy a entrar a valorar lo minucioso y cuidado que es su trabajo, ni el gusto con el que capta con su cámara cualquier escena que se presente ante él. Su obra habla sola. Lo que quería destacar de Peter, era una escueta aunque exquisita introducción que redactó para referirse a ese cementerio y al arte que allí existía. Me he tomado  la libertad de reproducir sus palabras para abrir este post.

Y es que, los cementerios, no dejan de ser -en cierto modo- museos que albergan verdaderas obras de arte de la  escultura y arquitectura. No en vano, los escultores  y arquitectos más distinguidos, eran los encargados de crear estos monumentos funerarios para las familias adineradas.

Recientemente he tenido la oportunidad de visitar el cementerio de Torrero, en Zaragoza. Un lugar en el que ya tenía la sensación de haber estado aún sin conocerlo. Una vez traspasados sus muros, es inevitable sobrecogerse al alzar la vista y verse rodeado por semejante cantidad de panteones, sepulturas, esculturas, mausoleos, memoriales y criptas, cada cual con su historia, única e irrepetible.

Os dejo una pequeña muestra de fotos de este vasto cementerio.

Panteón de la Familia Aladrén

Panteón de la Familia Aladrén

Memento homo

quia pulvis es

et in pulverem

reverteris.

 ~

Recuerda, hombre,

que polvo eres

y al polvo regresarás.

Panteón de la Familia Aladrén. Simboliza un viejo cementerio con pequeñas cruces inclinadas. Sobre él, la figura de un hombre musculoso adopta la posición de máximo esfuerzo al cavar su propia tumba (el pico ha desaparecido). Representa el compendio de la vida humana; honores, riqueza, orgullo.. todo se reduce a lo mismo: Polvo. Es el sepulturero eterno.

Ofrenda floral en un panteón. Yuxtaposición de lo perpetuo y lo efímero.

Panteón de las Familias Gómez y Sancho

Panteón de las Familias Gómez y Sancho

El tiempo, a través de la figura de un anciano vigoroso arrancando las hojas del libro de la vida que caen a sus pies, representa el paso del tiempo. Es la interpretación alegórica de los versículos del Libro de Job (14-5) que rezan:

Breves son los días del hombre, en ti está el número de sus meses..

Su mirada, fija en la eternidad, es ajena a todo lo demás.

Escultura del Ángel de la Guarda

Escultura del Ángel de la Guarda

Panteón de la Familia de Gerardo Mermejo. Representa el Ángel de la Guarda del difunto; está construido en mármol de Carrara y se presenta sentado sobre un túmulo o sarcófago. Su semblante triste, cabizbajo y pensativo, una vez finalizada su tarea, se complementa con una cruz apoyada en el pecho y una suave vestimenta cubre el cuerpo que descansa sobre la losa sepulcral.

En una de las múltiples zonas de enterramientos tradicionales me llamó la atención la pequeña escultura de mujer flanqueada por dos columnas y elevando su mirada y manos al cielo.

 

Nada he podido averiguar respecto a este  monolito de piedra sobre el que se apoya, con los brazos extendidos, un cuerpo femenino de semblante severo, que abraza la figura de una calavera. Un bajorrelieve en la piedra con el símbolo del Crismón de ConstantinoIn Hoc Signo vinces” -con este símbolo vencerás-) al que se añaden las letras alfa y omega, que podrían hacer referencia a un versículo del libro del Apocalípsis “Yo soy el alfa y el omega”, el principio y el fin, la vida y la muerte.

Sepultura de la Familia Ginés y Ginés

Sepultura de la Familia Ginés y Ginés

«Dejando la tierra» es el título que recibe esta escultura que se alza sobre a la losa sepulcral inclinada de Don Gregorio Ginés. Se trata de una representación plástica del vuelo del alma que, representada por una vaporosa figura de mujer, abandona el lodazal de la tierra para elevarse al infinito. La ascensión del alma al cielo como una mujer joven, desnuda y cubierta por una vaporosa mortaja que deja entrever su silueta femenina. La inclinación hacia atrás de la cabeza y los brazos pegados al cuerpo otorgan un aspecto desmayado dentro de ese sentido ascendente de la figura, que permanece unida a la tierra por un solo punto en el que unas varas de azucenas blancas simbolizan la virtud.

Panteón de las Familias Murillo y Portolés

Panteón de las Familias Murillo y Portolés

Una figura sedente -sentada- representada por un ángel femenino de mirada serena y vestido con una túnica, alza su mano izquierda hacia otra figura femenina de formas etéreas y ropajes evanescentes que se eleva sobre un muro, simbolizando la resurrección de los muertos.

Monumento a la Fosa Común

Monumento a la Fosa Común

 

 

El Monumento a la Fosa Común representa a dos hombres desnudos que sostienen el cuerpo inerte de un tercero antes de ser inhumado. El tratamiento anatómico que utiliza el autor, dota de un cuerpo atlético y musculado a los portadores y de una sensación de pesadez al cuerpo del difunto. Asimismo, las cabezas miran cada una hacia un lado, cada cual con expresión diferente, invitando al visitante a rodear el conjunto escultórico. A los pies, el epitafio reza:

Vosotros,

cuyos restos anónimos yacen aquí

a quienes

hizo iguales

la naturaleza humana

la redención divina y

la niveladora muerte,

no sois olvidados de todos.

La ciudad,

igualitaria porque cristiana

justiciera y piadosa

os recuerda,

os proclama suyos

y os encomienda a dios.

© Juan Moneva y Pujol

Tardé en localizar uno de los espacios más emotivos dentro de este gran complejo. Se trata del primer Memorial erigido en España en recuerdo a los 3543 represaliados/fusilados republicanos durante la Guerra Civil en los muros de este cementerio.

Una espiral compuesta por 3543 placas individuales, hechas en metal con una altura de 90cm. llevan troquelados los nombres y apellidos de las víctimas, junto con su edad y la fecha de fusilamiento ordenados cronológicamente. De  ellas, unas 600 placas únicamente recogen la leyenda «hombre» o «mujer» al no haber sido posible la identificación de sus cadáveres.

Recuérdalo tú y recuérdalo a otros - Luis Cernuda

Recuérdalo tú y recuérdalo a otros – Luis Cernuda

El trazado de la espiral se complementa con plantas aromáticas -como la lavanda-  a modo de jardín y en el corazón de su trazo, un cubo de color rojo simboliza el sufrimiento de aquellos días, lleva grabada la frase del poeta Luis Cernuda «Recuérdalo tú, recuérdalo a otros».

El Ayuntamiento de Zaragoza ha publicado un PDF en el que se muestra la Ruta del Arte Funerario. Se puede consultar AQUÍ (pdf).

La mitad invisible ~ Cristina García Rodero

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Cristina García Rodero es la dama de la fotografía de nuestro país. Premio nacional de Fotografía en 1996, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 2005 y, entre otros muchos reconocimientos, primera española en formar parte de la prestigiosa Agencia Magnum.

La vida de Cristina ha estado, desde muy joven, vinculada al mundo del arte. En 1972 finalizó sus estudios de Pintura, licenciándose en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid. Y es durante esa etapa cuando toma su primer contacto con el mundo de la fotografía, que le llevará en 1973 a materializar su primer proyecto fotográfico sobre las fiestas, tradiciones y ritos en España: «La España oculta«. A partir de aquí ha compaginado su labor como docente en la Universidad, con un sinfín de proyectos fotográficos que avalan su dilatada carrera. No quiero extenderme detallando pormenorizadamente su currículum, pues podría dar para varias entradas.

El motivo de este artículo no es otro que recordar el programa que La 2 de TVE le dedicó hace un año a una de sus fotografías más icónicas «El alma dormida» (que forma parte de su trabajo «España oculta») poniendo especial interés en todo lo que rodeó a ese «momento decisivo». Desde su captura pasando por su su revelado, hasta su interpretación. Esa «mitad invisible que completa el valor de una imagen».

Recuerde el alma dormida,

avive el seso y despierte

contemplando,

cómo se pasa la vida,

cómo se viene la muerte

tan callando,

cuán presto se va el placer,

cómo, después de acordado,

da dolor;

cómo, a nuestro parecer,

cualquiera tiempo pasado

fue mejor.

[ Jorge Manrique ]

Decía Ansel Adams que «Un negativo es como una partitura musical; ahí está la información, ahí está la obra, pero hay que interpretarla«. Y no es lo mismo la intrepretacion de un gran maestro de la música, que alguien que se está iniciando. Y ese proceso es altamente creativo porque uno puede destrozar una foto maravillosa porque el positivo es malo.

Y ya para terminar, una reflexión sobre la elección del Blanco y Negro para esta fotografía (y que es extensible a la fotografía en general), la ausencia del color, en palabras de la propia Cristina, «Si una pintora hace fotografías en blanco y negro, por algo será, ¿no? Al no haber color, es pura esencia. La imagen tiene que ser tan buena porque hay tan pocos recursos, hay tan pocas cosas que la salven, que tiene que ser muy buena. Pero también porque el blanco y negro tiene tan poco que ver con la realidad que te abstrae, es más evocador».

Un imprescindible que no os debéis perder si no lo habéis visto. Disfrutadlo.

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Chema Madoz, el arte de lo imposible

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José María Rodríguez Madoz (Madrid, 1958). Este reconocido fotógrafo, Premio Nacional de Fotografía en el año 2000, tiene el don de transformar objetos puramente cotidianos en auténticas poesías y metáforas visuales. De su mente nace un universo paralelo al que nos traslada a través de imágenes, donde plasma «el arte de lo imposible» abstrayendo elementos de su contexto original, transformándolos y alejándolos de la idea inicial para la que fueron concebidos; de este modo consigue convertirlos en protagonistas de una fantasía sin estridencias, armónica, en la que el espectador descifra e interpreta un mensaje cuidadosamente premeditado.

En sus composiciones prima el cuidado uso de la luz y la pureza en los encuadres. Un estímulo visual para nuestra mente. [Recomiendo leer el apartado «Autor» de su web]

Todo esto no es más que una somera introducción para mostraros el documental que nos acerca a su proceso creativo a través de diversas entrevistas no solo con el propio Madoz, sino también con otros artistas, escritores y fotógrafos que nos dan las claves para entender su obra.

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Pictorialismo: La influencia del impresionismo en la fotografía

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El Impresionismo tiene su origen en Europa, principalmente Francia, a finales del siglo XIX, como una evolución a ultranza del Realismo y de las fórmulas artísticas impuestas por la Academia Francesa de Bellas Artes, que fijaba los modelos a seguir (estancados y carentes de originalidad)  y patrocinaba exposiciones oficiales en el Salón de París.

Esta corriente artística -que se podría considerar el punto de partida del arte contemporáneo-  va en consonancia con una transformación social y filosófica de la época; por un lado el florecimiento de la burguesía y por otro la llegada del positivismo. La burguesía trae consigo nuevos usos y costumbres; unos afectan al campo, que deja de ser lugar de trabajo para ser lugar de ocio: las excursiones campestres. Es el mundo retratado por Monet y Renoir. La ciudad, por contra, pasa a convertirse en un nuevo espacio para esta clase social. Cobra relevancica la noche, el ocio nocturno, el paseo, el ballet, el cabaret, los cafés y las tertulias. Un mundo fascinante en el que encuentran la inspiración Degas o Toulouse Lautrec.  El positivismo lleva consigo un cambio en la percepción, un criterio que resta valor a todo aquello que no sea clasificable en las leyes del color y de la óptica. Así pues, cualquier objeto natural, visible y afectado por la luz y el color, es susceptible de ser representado artísticamente. El cuadro impresionista se centra, de este modo, en los paisajes, regatas, renuniones de ocio.. etc. En definitiva, naturaleza -aire libre- y vida cotidiana.

Ante el nuevo léxico que proponen, de pincelada descompuesta en colores primarios que han de recomponerse en la retina del espectador, el público reacciona en contra, incapaz de «leer» correctamente el nuevo lenguaje.

Hasta la llegada del Impresionismo, la pintura reproducía un escenario en el que ocurría un acontecimiento que conformaba el mensaje para el espectador. A partir de entonces, lo que se pretendió fue transmitir la percepción visual del autor en el momento preciso en que lo contempla.

Las obras impresionistas se centrarán en los efectos que procuce la luz natural sobre los objetos y no en la representación exacta de sus formas ya que la luz tiende a difuminar contornos. Ven colores que conforman cosas y esto es lo que se plasma, formas compuestas por colores que varían en función de las condiciones atmosféricas y de la intensidad de la luz.

Se eliminan detalles minuciosos y tan solo se sugieren las formas, utilizando para ello los colores primarios (magenta, amarillo y cyan) y complementarios (naranja, verde y violeta). Con esta técnica se logra dar una ilusión de realidad aplicando directamente sobre el lienzo pinceladas de color cortas y logrando gran brillo en sus pinturas.

Ya para finalizar esta introducción al impresionismo, cabe destacar que el término fué utilizado de un modo despectivo/peyorativo por el crítico de arte Louis Leroy al contemplar la obra de Claude Monet «Impresión, sol naciente» [Impressión, soleil levant] en el Salón de Artistas Independientes de París. La escena representa el puerto de El Havre (Normandía), ciudad donde el pintor pasó gran parte de su infancia. En él, el sol se alza entre la niebla, que difumina el horizonte y los mástiles de los barcos, chimeneas y las grúas del puerto. El reflejo del sol ilumina el agua mientras unas pequeñas embarcaciones se acercan al espectador. Predominan las tonalidades frías en yuxtaposición con la calidez del disco solar y su reflejo.

Impresión, Sol Naciente (Óleo sobre lienzo) Claude Monet, 1873

Impresión, Sol Naciente (Óleo sobre lienzo) Claude Monet, 1873

Los pintores de esta corriente, tal vez influidos por la inmediatez que otorgaba la fotografía, pintaban al natural, al aire libre, buscando los espacios abiertos y huyendo de la preparación del estudio. Por ello, al contrario que sucedía en la pintura clásica, este cuadro no narra ninguna historia, simplemente refleja un momento, un instante de realidad única e irrepetible, captado como lo haría un fotógrafo. Es esa necesidad de captar con rapidez lo efímero de un instante, lo que llevó a que las pinceladas fuesen más rápidas e improvisadas.

El Pictorialismo, por su parte, es un movimiento fotográfico de pretensiones artísticas que, pese a que se desarrolla a nivel mundial, tiene sus máximos exponentes en Europa, EEUU y Japón. Sus comienzos se remontan también a finales del siglo XIX y el fin de la I Guerra Mundial. Surge como una reacción ante la fotografía de aficionados -considerada vulgar- y también como contrapunto a la fotografía academicista, reivindicando los valores propios de la fotografía para la realización de obras de arte en igualdad con otras disciplinas artísticas, pero renunciando a la imitación de la pintura.

Los fotógrafos que conformaron esta disciplina otorgaron un papel secundario a la técnica. Se distanciban de la realidad para que sus imágenes no fuesen una mera reproducción de ella, por eso buscan deliberadamente el desenfoque o «efecto flou». Esa plasticidad que se deriva de la imagen «borrosa» es lo que señala la clara influencia del impresionismo.

El fotoimpresionismo busca evocar las mismas sensaciones que los pintores del impresionismo plasmaban en sus lienzos. Transmitir una emoción, un estado de ánimo, un sentimiento, solo sugiriendo a través de la composición, la luz y el color, aislando la imagen de cualquier tipo de detalle.

Existen diversos procedimientos para conseguir ese efecto «flou» propio del Pictorialismo. El más común  consiste en  utilizar una velocidad de obturación lenta¹ y mover la cámara mientras se lleva a cabo la exposición. Otra posibilidad consistiría en utilizar un trípode y, también con una exposición lenta, dejar que sean los elementos (animales, personas, vehículos..) quienes se muevan frente a la cámara creando estelas de movimiento. En cualquier caso, el resultado es completamente aleatorio y puramente subjetivo.  El método de prueba-error suele ser lo más recomendable hasta obtener un resultado satisfactorio.

Hace ya algunos años hice deliberadamente un movimiento con la cámara aprovechando la luz de un atardecer. Las tonalidades del cielo, el mar y la arena se entremezclaban creando una estela de colores pastel, -bajo mi humilde punto de vista- muy agradable. Así nació Déjà vu, mi primera incursión -sin saberlo- en el fotoimpresionismo.

Fisherman - El pescador

Fisherman – El pescador

Desde entonces y hasta hoy han sido muchas las ocasiones en las que he sentido el impulso de volver a repetirlo. No siempre con los resultados esperados, pues cada uno establecemos nuestros propios baremos, pero sí con alguna que otra grata sorpresa.

Hay  recuerdos que, con el tiempo, nuestra memoria vuelve difusos. Tal vez este sea uno de ellos. Un atardecer cualquiera, en algún lugar a la vera del mar. Un paseo por la orilla instantes después de que el sol se haya ocultado tras el horizonte. Ese preciso instante en el que el cielo se torna de múltiples tonalidades cálidas que encuentran su espejo en la arena mojada.. la misma sobre la que esa persona -convertida en una solitaria sombra- camina tras haberse retirado la última ola.

ISO 100

Canon 70-200 2.8 L @ 70mm

f2.8

6,0″


¹| Para forzar una exposición larga, a parte de reducir ISO y cerrar diafragma, se pueden utilizar filtros neutros de varios pasos, en función de la cantidad de luz que exista en la escena.